viernes, 15 de julio de 2011

la bellesa y asecinato de las ballenas

La ballena es el animal más grande que existe en nuestro planeta, El rorcual común puede medir hasta 30 metros y pesar cerca de 200 toneladas. Su corazón es del tamaño y peso de un pequeño coche utilitario, su lengua pesa como un elefante, y su cuerpo está recubierto de una espesa capa de grasa de 15 centímetros que le permite mantener su temperatura corporal entre los 36 y 37 grados, incluso en aguas gélidas.
Su cola tiene la envergadura de un pequeño avión y sus vasos sanguíneos son tan anchos que incluso podríamos bucear por ellos. Su fina piel segrega una sustancia humectante que facilita su resistencia hidrodinámica. Su cuerpo es estilizado. Las dos extremidades anteriores están transformadas en aletas. Las extremidades posteriores en la cola están dotadas de una potente musculatura que las permite avanzar hasta 25 nudos de velocidad. Sus orificios nasales se cierran herméticamente cuando se sumergen y al salir a superficie producen el característico resoplar de las ballenas.
Las ballenas suelen vivir en parejas o pequeños grupos, y se aparean en mares templados o cálidos. Sus crías son capaces de nadar al nacer y vienen al mundo con una longitud de 5 metros creciendo aproximadamente 3,5 cm diarios durante los primeros meses de vida para lo cual maman del orden de 200 litros de leche al día. 
El período de gestación para la mayoría de las especies varía desde un año hasta 16 meses y todos se caracterizan por un largo período de cuidado de la cría y de amamantamiento de alrededor de un año.
Una de las características más notables de las ballenas es su extraordinaria habilidad para la ecolocación que consiste en la localización de un objeto mediante la emisión y recepción de sonido.
Algunas ballenas son solitarias, otras viven en grupos grandes compuestos a su vez por pequeños equipos, cada uno con diferente función. La variedad de hábitats y su sistema de organización son testigos de su inteligencia. Los cetáceos son las criaturas más móviles del mundo, migrando en el verano hacia las aguas templadas en busca de alimento y en el invierno hacia los trópicos para aparearse y parir su cría.


La caza de la ballena

Cuando era divisada desde la atalaya, se transmitía la información por medio de una fogata y las barcas salían en su busca. Tras arponearla, la remolcaban a tierra para despiezarla.
Se aprovechaba casi todo; sus barbas eran la materia prima utilizada para la elaboración de corsés y varillajes de abanicos. Una parte de la carne se salaba, y otra se consumía en fresco, estando considerada, junto con la lengua, un plato exquisito. La grasa se derretía y se guardaba en barriles con múltiples aplicaciones, pero sobre todo, para los candiles de aceite que alumbraban las casas. Incluso los huesos se utilizaban en la construcción de edificios o en muebles.
El mayor depredador de las ballenas es, sin duda, el hombre. Hemos llegado a extinguirlas casi por completo, provocando de esta manera otra vergonzosa masacre. Una más…
Sólo en 1960 se mataron más de 60.000 ejemplares!  En 1986 se aprobó la prohibición internacional de comercializar los productos derivados de estos animales. Por desgracia, no todos los países aceptaron esta moratoria. Noruega, Islandia, Corea y Japón continúan bajo la excusa de "caza científica" matando ballenas. Noruega y Japón matan cerca de 1.000 ballenas cada año bajo este pretexto.



Las Ballenas mueren varadas

Nadie conoce el número de ballenas que han muerto en las playas. Sin embargo, se comprueba que este trágico fenómeno se está acelerando a un ritmo preocupante. Si los grupos de mamíferos marinos que antes «encallaban» eran de 30 miembros, ahora pueden llegar a ser de 300. Antes varaban en Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica, pero en la actualidad se producen en cualquier costa del mundo.
Todo un misterio. Cada vez encallan más ballenas, cada vez ocurre con mayor frecuencia, y cada vez pasa en sitios más raros. Desde hace unos años, cualquier playa es buena para morir. Hace unas semanas, al sur de Australia, murieron más de 300 cetáceos.
¿Qué está pasando? Hay casos naturales, como el varamiento de 300 delfines hace unos años en el litoral gallego cuando huían del ataque de unas orcas. La contaminación por algas tóxicas también hace que estos animales busquen aguas menos profundas. Apenas tienen fuerzas para salir a respirar, se acercan al litoral y, a veces se ven atrapados y sin posibilidad de dar marcha atrás.

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